
¿Qué sucederá en el cielo cada ves que se desprende con ímpetu una décima de ml. de ese líquido tan noble?...
No lo sé,soy mujer de tierra, pero sé lo que genera a estos niveles terrenales...
La gente por lo general contrae los músculos orbiculares de los párpados con intensidad, como queriendo en ese acto detener la canilla celestial que sorpresivamente los encontró sin paraguas ni resguardo...
Están los que corren de a pasos cortos con el afán de que al transcurrir menos tiempo detenidos sobre la superficie goteante, la humedad que penetre los huesos sea menor, sin embargo por esas leyes naturales inexplicables suelen ser los que más mojados se lucen en tal escenario...
Muchos son los que hacen dudar si el agua cae desde arriba o llueve desde el suelo, porque entre los saltos desenfrenados y los conductores automovilísticos que sueñan en Rally,las rodillas quedan suspendendidas en un mar metropolitano...
Y estamos los que por alguna razón muy obvia aminoramos la marcha.Después de un deliberado diálogo interno entre lo normal socialmente hablando y lo ideal personalmente sintiendo, detenemos el ritmo agitado diario, relajamos los músculos trapecios y aledaños y emprendemos una experiencia interesante. Y odiamos a las señoras que no solo se pierden ese instante, sino que con las puntas de sus paraguas irrumpen la armonía de tal placer. Por momentos alzamos la vista al cielo como con ansias de que la próxima gota golpeé y no inesperadamente. Abrimos los brazos casi de un modo disimulado, como queriendo abarcar aún más el área a embeber...y sentimos como nuestros pies se sienten encharcados y hasta en un sentido simpáticos...
Todos, tal disparidad conviviendo junta...desafiante.